Desamparos
La tristeza que hoy invade al poeta lo excede en los límites de su piel. No le alcanzan los silencios y las lágrimas para comprender lo que no tiene explicación. "Y en este desencuentro con la fe...", todo es siniestro en el transcurrir de los días cuando dos seres humanos enlazados por la sangre, por la vida, por el afecto, aciertan a desgajarse, a ultrajarse en la savia única que nos mantiene vivos.
Dar la espalda y dejar en el desamparo a nuestros retoños, a los que trascienden nuestra fronda, a nuestras raíces. Es haber sembrado en vano en la tierra de los siglos. No haber aprendido nada. Ser ignorantes, supinos de toda ignorancia. Y sin embargo así seguimos, silenciados en la palabra del otro. Incapaces de amar más allá de nuestro dolor.
Miles de voces
en la penumbra de los tiempos,
en los resquicios del planeta,
millones de lágrimas
caen secas al mar.
Desencuentros tan fugaces
pergeñan las miradas,
solapan los disturbios,
acobardan los enojos.
Señeros ladridos de nunca,
arroyos sucios de furias,
lamentos callados de perdón.
En algún lugar,
jugadores desentendidos
disfrazan mudos estandartes:
altísimos del mercado del hoy.
Dar la espalda y dejar en el desamparo a nuestros retoños, a los que trascienden nuestra fronda, a nuestras raíces. Es haber sembrado en vano en la tierra de los siglos. No haber aprendido nada. Ser ignorantes, supinos de toda ignorancia. Y sin embargo así seguimos, silenciados en la palabra del otro. Incapaces de amar más allá de nuestro dolor.
Miles de voces
en la penumbra de los tiempos,
en los resquicios del planeta,
millones de lágrimas
caen secas al mar.
Desencuentros tan fugaces
pergeñan las miradas,
solapan los disturbios,
acobardan los enojos.
Señeros ladridos de nunca,
arroyos sucios de furias,
lamentos callados de perdón.
En algún lugar,
jugadores desentendidos
disfrazan mudos estandartes:
altísimos del mercado del hoy.
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