Sistema de navegación
Era pasajero de un tren fantasma que empezaba su recorrido
en el ventrículo izquierdo de un corazón lastimado. Desgarbado, sin hacer
apología de la nostalgia su mirada se ocultaba tras unas gafas de neón. Apenas
lo reconocían por sus trapos desgastados en horas y días y años de nunca
acabar.
Inició su viaje como una forma de despistar a su propio
destino. Nunca quiso transitar los caminos de ripio árido, ni los asfaltos
ardientes bajo el sol de la galaxia de su desamor. Recorrió los ríos de sangre
por todo el cuerpo que se estremecía ante cada mirada azul. El silencio de los
hematocritos no hacía más que aumentar la presión que retumbaba en las paredes
venosas y elásticas que lo contenían.
En el recodo del tobillo derecho cerró los ojos y se dejó
llevar sin imaginar nada de nada. Su mente era un lago de plasma inerte. De
cuando en cuando percibía las burlas de los muñecos que retozaban a su paso.
Hubo un instante que lo iluminó de cuerpo entero y no le
quedó más remedio que abrir los ojos y respirar profundo. Entraba en el ventrículo
derecho. Quiso mantenerse a flote pero los músculos se resistían al impulso. Se
bebió toda la sangre. Y colapsó.
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