Musas


El paisaje nunca puede llegar a ser monótono, ni entretenido... el paisaje es. La velocidad con que el colectivo atraviesa los campos no alcanza a vislumbrar los mensajes que se diluyen en la tarde.
¿Quién puede cerrar los ojos frente a tanta esperanza? ¿Cómo negarse a dejar llevar la mano cuando le dictan las musas de antaño?
No siempre lo que se dice es lo que se quiere decir, como tampoco lo que se calla es lo que queremos dejarnos para nosotros.
Entonces viene un rayito de sol a recordarnos los aromas extrañados, inextinguibles, que resguardan las brisas de tantos viajes en anaqueles añosos, como letanías de un licor en barrica, a la espera.
"Por el resquicio de tu piel
la luz de un sol de media tarde
se entrevera
en nuestros silencios de humedades.
Los besos de hasta pronto
nos envuelven
en caricias tibias
de mate.
Y aquello tan sublime
que el viento de nuestras fibras
no se atreve a nombrar,
nos delata.
Somos dos en una tarde
y la noche
nos lleva sin prisa.
A un cielo,
a una estrella,
a una luna,
sin revelar los porqué."

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