Noches de insomnio

Son las cinco de la mañana y hace más de dos horas que me encuentro despierto frente a esta pantalla, despues de cansarme de dar vueltas en la cama y no poder pegar un ojo.

He recorrido los lugares más lúgubres de mis recuerdos, las sensasiones más lejanas en mi piel y en mis retinas he visto los paisajes más entrañables, he sentido los olores que creía olvidados, y en mi boca el sabor amargo asfixia al alma del poeta que se empeña en quedar encerrado.

¿Quién no ha tenido una noche de éstas? Que tire la primera piedra aquél que se encuentre libre de todo pecado...

Las sombras de la habitación se empeñan en demostrarme la soledad en la que me encuentro sumido, en exigirme cuentas acerca de mis sentimientos, de mis desazones, de mis angustias. La cortina se mueve al ritmo del viento del ventilador y parece que baila la danza de embrujo de un ritual que está destinado a mantenerme despierto o a hacer de mí una piltrafa mañana cuando tenga que salir a trabajar.

No importa. No pienso darles el gusto a las sombras. Yo soy el viento, soy el agua, soy la tierra y soy el fuego que siempre estuvieron y que seguirán estando más allá de todo y de todos.

Por eso pienso en compartir con ustedes, ingenuos visitantes de este blog ignoto, una poesía de una poeta amiga que compartió conmigo hoy también los sinsabores de estos días que parecen que no son los mejores para algunos.

NO DESPIERTES EL SILENCIO

Quiero cerrar los ojos
y sentir el frío invierno
sobre mi cuerpo,
la caricia de la lluvia
o tal vez,
el simple suspiro de las aves.

Quiero cerrar los ojos
y mantener tu imagen
en mí, como sueño profundo,
como caricia constante.

Quiero cerrar los ojos
y recordarte...
es que tanto he sobrevivido
que hoy quiero vivirte,
hoy quiero amarte.

Tengo tantas cosas buenas
por dar,
tanta poesía por regalar...
pero quiero cerrar los ojos
y soñar...
soñar que camino
y que las hojas
vuelan sobre mí.

Quiero cerrar los ojos...
y quiero amar...
amar el gris otoño,
el aroma de un jazmín,
o el verbo de tu piel.

Cerremos juntos los ojos,
y no despertemos,
deja tu mano tomada con la mía
y caminemos en la oscura noche
con el espíritu silvestre
de un sueño
en el abismo de la realidad.

Cerremos los ojos
y soñemos al futuro:
imagina la noche
cubierta de canciones
y de poemas oscuros.

Camina lento, escuchando
la música, girando
al viento... y cierra los ojos.

No despiertes el silencio.

Pamela Penau es una poeta joven (tenía 17 añitos cuando escribió esta poesía) de esta ciudad de Paraná, que a pesar de las dificultades siempre encuentra la fuerza en Dios para estar agradecida y sonreir al mundo. Y lo que es más importante aún: lo comparte!! Por eso comparto con ustedes sus palabras que siempre me parecieron llenas de un romanticismo que regodean al corazón.

Insisto, las sombras no le van a ganar a las fuerzas que corren por las venas de este poeta peregrino. Que las palabras sirvan de exorcismo para traer la luz al alma y que la poesía sea la sacerdotisa que imponga las manos sobre aquellos necesitados de perdón y de gracia.

Que así sea...

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Gracias Pablo por estar, más allá de la distancia,y a pesar de que la memoria no transite el mismo sendero, te siento en alguna parte de mi corazón.
Piru.
Anónimo ha dicho que…
A veces creemos que en la ausencia de personas que queremos se pierden muchas cosas, y no es así... Pablo mi soledad y mi distancia es mi felicidad.
www.pamelapenau.blogspot.com

Piru!

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