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Mostrando entradas de marzo, 2013

HEN TICA - del Libro "Narsiza y otros cuentos"

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     Se sentó en la roca que lo aguardaba hermética, desde hacía siglos, pacientemente esculpida con los susurros de la historia. Era la hora exacta, el cansancio justo, la memoria necesaria y la lucha prevista. Hen Tica enjugó el sudor de su frente con el poncho de vicuña, y escondió la mirada entre las palmas de sus agrietadas y sufridas manos de hombre  aguerrido.      Llevaba siete días de incansable caminata. Soportando los embates de los vientos, la inclemencia del sol (el mismo que lo venía guiando para evitar que se pierda y regresara por los mismos senderos). Hen Tica se sentía fuerte en su misión. No quería siquiera mirar para atrás y llegar a añorar lo que dejaba en su pasado. Su pueblo ya no era más su pueblo. Su familia ya no era más su familia. En el camino se iba buscando a sí mismo y lo acechaba la convicción de que una vida nueva bien valía el sacrificio. Lo había visto en las aves que merodeaban su cueva. Se lo habían dejado entrever en las vigilias sus maest

Inexorablemente circular

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  Luis caminaba siempre en círculos. Más bien en cuadrados, porque la ciudad estaba dividida en manzanas. No recordaba a ciencia cierta cuándo había empezado con esa costumbre, lo cierto es que ya no podía o no quería transitar la  vida de otra forma.             Obviamente para todos, excepto para él, esto le causaba un sin fin de inconvenientes que la mayoría de las veces con un poco de ingenio se podían subsanar . Un ejemplo sería que para ir de su casa ubicada en  calle Sarmiento al supermercadito y luego volver,  a cualquier otro ser humano le bastaba con realizar un par de cuadras, ya que se encontraban en la misma calle a una cuadra de distancia. A Luis le insumía recorrer seis cuadras, porque además de caminar solamente en círculos (o cuadrados), él jamás lo hacía sobre sus pasos. Por lo tanto, cuando salía del supermercado, daba toda la vuelta a las dos  manzanas para regresar a su casa. De esta manera, decía Luis, el viaje era perfecto. De lo contrario, al volver por